En la época de calor que estamos sufriendo (aunque esta semana tenemos un pequeño respiro), los blancos son un bálsamo para los paladares y Basa, no sólo cumple a la perfección con este cometido, sino que va un poquito más allá. Como buen Rueda, el Verdejo acapara casi todo el espacio, siendo un vino fresco, frutal y muy floral, donde las fragancias nos invaden y nos invitan a beber. Pero en este gran vino también hay un pequeño hueco para la Viura, que potencia la acidez, creando un equilibrio perfecto. Gran vino de Telmo Rodríguez.
Telmo Rodríguez es una gran enólogo y un personaje muy conocido en el mundo del vino. En sus orígenes comenzó en la la finca familiar, en Remelluri, en donde a lo largo de 10 años pudo expresar y plasmar sus ideas de forma libre hasta que en 1994, junto a Pablo Eguzkiza, crean la Compañía de Vinos Telmo Rodriguez (¿y donde está Pablo? Lo decidieron así porque Telmo era mucho más conocido en le mundo del vino). La filosofía es clara: Cada vino debe ser una expresión de la zona de la que proviene, demostrando personalidad propia, colaborando con los viticultores de cada zona y sin tratar de imponer sus ideas. Y el resultado es una producción vinícola que se extiende a lo largo de todo el territorio nacional: Rueda, Ribera, Toro, Cigales, Málaga….. Y todos cumple una premisa básica, el vino debe ser la expresión del terruño de la región.
Basa es uno de los primeros vinos elaborados por la compañía y un referente en Rueda. Procedente de la zona de La Seca, el verdejo es la variedad protagonista del vino, con una pequeña aportación de viura, procedente de suelo calizo con cascotes. Tras una poda en vaso y cordón, la vendimia es manual y mecánica. Posteriormente se procede a la fermentación en depósitos de acero inoxidable antes de su embotellado.
De color amarillo pajizo con reflejos algo verdosos, el vino denota frescura y juventud. En nariz es una explosión de frutas y flores, mostrándose muy expresivo y directo e incluso antes de catarlo transmite frescura y brillantez, incitando a beber. Y en boca, es un vino muy sabroso y fresco, con una acidez perfecta y un paso en boca muy ligero, de trago fácil, pero con carácter y presencia. En esta ocasión maridamos el vino con uno de los grandes platos que pudimos degustar en la Candela Restó: Usuzukuri de corvina al corte japonés, acompañado de hojas de cilantro, flores de estación , apio y un caldo de maíz dulce, con un pequeño toque de lima y en el centro un hongo de maíz mexicano acompañado de un queso gallego muy suave. ¡Simplemente espectacular!
En definitiva, nos encontramos ante un magnífico vino de Telmo Rodríguez, fresco, frutal, muy aromático, con un excelente RCP, que representa a la perfección los vinos de Rueda y que es perfecto para la época pre veraniega en la que nos encontramos. Nos quedamos con las ganas de probar su hermano mayor, El Transistor, pero no dejaremos pasar el verano sin hacerlo.