El Mar. La Mar. Sólo la Mar! ¿Por que me trajiste padre, a la ciudad? Sin la menor duda teníamos que hacer referencia este gran poema de Rafael Alberti tras haber probado La Mar. Terras Gauda nos vuelve a sorprender (y ya van unas cuantas) con este magnífico vino, fresco, intenso, untuoso, muy sabroso y máxima expresión de la naturaleza atlántica de la cual proviene. Un Vinazo!
De la provincia de Pontevedra, limitando con Portugal y ubicada en uno de los magníficos enclaves de las Rías Baixas, en el Valle O Rosal, Terras Gauda remonta sus orígenes a 1990, cuando comenzó a producir su vino más conocido. En la actualidad el grupo lo forman dos bodegas más: Bodegas Pittacum (Bierzo) y Bodega Quinta Sardonia (Sardón de Duero). En la actualidad produce más de 1,5 millones de botellas, por lo que en los su crecimiento ha sido vertiginoso en su corta trayectoria.
La Mar es un proyecto de José María Fonseca, rescatando una de las uvas autóctonas de la zona, el Caíño Blanco, que estaba en serio peligro de extinción por su baja producción y realizando un trabajo magnífico. El Caíño tiene una vendimia tardía, de ciclo largo y es una uva extremadamente delicada, que requiere especial atención por su extenso proceso de maduración. Un pequeño porcentaje de Albariño y Lourerio conforman la totalidad de este vino, que macera en frío y tras su fermentación, reposa dos meses en sus lías (con battonages frecuentes para que las levaduras no se depositen en el fondo), otros seis meses a baja temperatura y 7 meses en botella.
A la vista es un vino que gusta, por su brillantez y pureza, con un tono amarillo dorado que transmite elegancia. En nariz es un vino que te ataca, intenso, muy expresivo, destacando las frutas tropicales (piña y mango), con notas dulces (pera, albaricoque, melocotón), transmitiendo frescura, brisa marina, con un fondo mineral y pequeños toques herbáceos.
Y en boca es muy goloso, amplio, con cuerpo, untuoso, con una gran estructura y una perfecta acidez, que transmite frescura, algo de amargor y un punto dulce que notamos al final. Su paso en boca es muy agradable, mostrándose muy presente, con volumen y con un final largo y de gran persistencia. Es un vino que debe abrir con algo de tiempo, para poder degustarlo plenamente. En esta ocasión maridamos el vino con lomo de merluza con salsa de centolla y fue perfecto. Pescados, mariscos, pero incluso ciertos guisos, asados y platos espaciados podrían ser una buena combinación.
En conclusión estamos ante un magnífico vino, máxima expresión de la viña y el clima del que proviene, donde destaca su carácter tropical, su intensidad y presencia, haciéndose en boca muy amplio, carnoso, realmente goloso. Un vino para disfrutar! Salud y Felices Fiestas!!
