Tuvimos que esperar al última día de Enofusión para disfrutar del homenaje y premio, más que merecido, al fundador del Grupo Pesquera, Alejandro Fernández, por su vida y dedicación al mundo del vino. Y para acompañar tal evento, disfrutamos de una variedad de sus vinos más selectos de las bodegas que ostenta, en Ribera del Duero, La Mancha y Castilla y León. Una mañana espectacular.
En 1932 Pesquera del Duero vio nacer a Alejandro Fernández, en el seno de una familia humilde en la que siempre trabajo el campo, desarrollando su creatividad. Trabajo como herrero, carpintero, labrador pero incluso llego a crear dos máquinas de trabajo para el campo! Pero su pasión siempre fue el vino y fue en 1975 cuando apareció la primera añada de Pesquera, con la imagen del del arco y la torre de su pueblo. Pero su forma de hacer el vino cambio el panórama vinícola de nuestro país: Color mucho más intenso, con alta concentración, donde la fruta predomina sobre la madera, sin filtrado y siempre con la presencia de posos.
Pero además siempre aposto por un viñedo propio, con un cuidado muy selecto de la uva, vendimiando en el momento correcto y controlando en todo momento el proceso de crianza, para que la madera potenciara la fruta y combinara a la perfección. De ahí que sus vinos se mantengan de forma increíble a lo largo de los años en la botella, mejorando día tras día.
Por ese amor y pasión por el vino, y sobre todo por la gran dedicación, trabajo y todo el esfuerzo que llevo a cabo para sacar adelante su proyecto y potenciar el vino español fuera de nuestra fronteras, Enofusión le concedió este premio. Y el acontecimiento vino acompañado de una gran selección de sus magníficos vinos:
Alejairén es el primer blanco de la bodega y elaborado 100% con la variedad Airén. Procede de su bodega en La Mancha y ha envejecido en barricas de roble durante ni más ni menos que 24 meses. De color dorado con toques verdosos, la fruta madura y los tostados nos invaden en nariz y en boca es potente, carnoso con buena presencia de la madera. Se tiene que oxigenar para apreciar todo su potencial.
Dehesa La Granja 14 1999 es un vino de autor, 100% tempranillo, que destaca por su potencia y carnosidad, donde abunda la fruta negra madura (grosella, cerezas), con toques ahumados y notas de especia, tabaco. Un vino muy elegante, sabroso, con muy buena estructura y una gran acidez.
Vínculo Paraje La Golosa Gran Reserva 2004. Procente de viñedos de más de 90 años del Paraje La Golosa, éste monovarietal tempranillo es un vino de gran intensidad aromática, muy floral, afrutado, algo de cuero y ahumados y en boca es muy goloso, intenso y sorprendetemente fresco para un vino que ha permanecido en barricas de roble francés durante 24 meses y otros 36 en botella. Gran madurez y equilibrio para este vino de La Mancha.
Alenza Gran Reserva 2006 es un vino que nace en la bodega de Condado de Haza , tempranillo 100% y que ha permanecido 23 meses en barricas de roble americano. En nariz nos aborda la fruta madura, cuero, tabaco, con notas minerales, balsámico y en boca es suave, elegante, de cuerpo medio y buena persistencia, manteniendo un gran equilibrio y correcta acidez.
Millenium Pesquera Reserva 2004, un vino exclusivo, que sólo ha podido elabarorarse en tres añadas (1996, 2002 y 2004). Procedente de sus viñedo más antiguo, Viña Alta, Millenium es el resultado de un trabajo minuciosa en todas las fases de su elaboración: desde la recogida de la uva de forma muy selectiva y en su momento correcto, hasta la elección de la barrica y su control a largo de los 26 meses de crianza. Complejo en nariz, con aromas frutales, torrefactos y notas especiadas, en boca es espectacular, mostrándoe suave, sabroso, firme y largo, muy largo, pero necesita su tiempo de oxigenación. Un vino que es fiel reflejo del terruño y como no, de Alejandro Fernández.
Pesquera crianza 1986-1987 Magnum fue el último vino que tomamos y la sorpresa que nos tenía reservada Alejandro, porque inicialmente no estaba incluido en la cata. Un vino que ya en nariz nos sorprendió que todavía hubiera presencia de aromas frutales que fueron despareciendo para dar paso a notas tostadas, torrefactos con un toque balsámico. Y en boca, una explosión de intensidad y frescura con presencia de fruta roja, cueros, especias y un final largo, lleno de sensaciones para el disfrute y el recuerdo de este pedazo de vino.
Y así concluimos esta magnífica cata que nos dejo estupefactos y con ganas, muchas ganas de seguir disfrutando de toda esta gama de vinos, que nos hicieron disfrutar de una mañana inolvidable. Gracias Alejandro!!
